Mi recuerdo a dos grandes mujeres

 

Mujeres del pueblo, mujeres que podrían ser como cualquier otras mujeres del pueblo, pero ellas marcaron un recuerdo que en su gran parte hace salir una sonrisa de mis labios y unas lagrimas por añoranza.

 

Cuentan que la consaguinidad es lo que hace querer a las personas, pero no es así, para algunos será para mí no, el roce, el cariño y porque no, la posible conexión existente, aunque se tenga una lejana diferencia generacional entre las mujeres, hace que se forme entre nosotras algo y que podamos llegar a entendernos sin la necesidad de hacernos comprender.

 

Tengo el recuerdo de Carmelina, quien me enseñaría hacer punto, quien me enseñaría que no es necesario esperar nada de nadie, que se debe dar sin más  y ello te hará sentirte bien y tranquila , quien me enseñaría a jugar un solitario mientras pasaban los días de lluvia viendo la televisión sin esperar nada, pero esperando a todos que llegarán, quien con risas al escuchar los truenos me decía, ¡Sube los pies que con tormenta es peligroso tener los pies en el suelo!, y así como gallinas estábamos en las sillas color Burdeos y de hierro  con los pies en alto. La veo en el patio a la izquierda lavando esos vaqueros a mano, y le miraba esas manos grandes y fuertes, luchando para que quedarán perfectos, y moradas del agua tan fría. Y siempre tendré en mi memoria esas bromas que le decía a su hija cuando le preguntaba ¿ Mama que me pongo? Y ella le contestaba; mi ......., alguien sencilla como es la vida sin querer demostrar ni aparentar nada, simplemente siendo ella Carmen.

Al cerrar los ojos siempre te veré Carmen subir o bajar la cuesta con tu barreño de ropa o en tu puerta diciéndonos hasta pronto cuando salimos con el coche.

 

 Mi otro gran recuerdo es para esa Carmela, de ese bar Loli que en todos nosotros siempre la tendremos en nuestro corazón , donde te la encontrabas con su delantal, tranquila, barriendo, fregando los vasos y charlando con todos nosotros que estábamos allí, su recuerdo siempre estará conmigo, mujer con gran carácter y mostrando siempre una sonrisa, gran sufridora y mostrando una dulce cara. Siempre al cerrar los ojos la veré en el club de las chicas de oro que habían creado en la puerta de Generoso, donde estaban riendo y charlando con todos aquellos que nos parábamos a saludarlas.

 

Mi recuerdo a estas dos grandes mujeres que cada una de ellas me ha aportado algo especial para mi vida y no quisiera que llegarán al olvido.

 

La belleza de la vida es poder conocer la pureza de las personas que te rodean.

 

Con cariño, Julia  Sánchez ( La Juli)