Muerte de un joven en la Chorrera del Moro

   

Desgraciadamente, tenemos que informar sobre el trágico suceso de la muerte de un joven en la zona de la ribera denominada la "Chorrera del Moro". El incidente ocurrió en la tarde del pasado sábado 22 de agosto sobre las 17:30 horas, cuando el joven de Bormujos, de 20 años de edad,  P.S.C. se lanzaba desde la parte superior de la primera de las denominadas "Chorreras del Moro" hacia el agua sufriendo en su caída un golpe en el pecho contra alguna de las piedras que se encuentran en el fondo del agua de dicha zona.

    Varias personas, de las que en ese momento allí se encontraban, avisaron inmediatamente, después de percatarse del trágico accidente, a los servicios de emergencias, y hasta el lugar se desplazó un helicóptero del 061, dada la dificultad de la zona a la hora del rescate y traslado hasta el hospital, y debido a la gravedad del accidente que se detecto inmediatamente, puesto que el joven se quedó inconsciente y con un gran traumatismo  tras el suceso.   A pesar de que allí mismo se le realizaron unas maniobras de reanimación, fue imposible su recuperación, dada la magnitud de las lesiones causadas por el terrible golpe.

    Tras el suceso ocurrido, nuestro Alcalde, Juan Carlos Navarro, declaraba a los medios de comunicación que se se acercaron hasta nuestra localidad para cubrir la noticia, que el problema radica en que, a pesar de estar prohibido el baño en esta zona, no existe ningún tipo de control ni vigilancia por parte de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para impedir que una cantidad bastante considerable de personas lo realicen. No existen ni siquiera ningún tipo de cartel que avise de la prohibición. Cientos, o incluso miles de personas, acuden, sobre todo los fines de semana estivales, a nuestra ribera, y no hay prácticamente ningún control sobre el acceso y uso que estas personas hacen en el declarado Monumento Natural, y tampoco en el resto de la ribera. Si no se pone remedio a esto en poco tiempo, la ribera del Huéznar puede quedar mucho más gravemente dañada de lo que ya lo está, y posiblemente de forma irreversible. Basura por todos lados, incluso algunas personas desaprensivas hacen fuego, sin que haya prácticamente control. La gente se baña y hace lo que mejor le viene en ganas en sus aguas, se llevan allí la comida y la bebida y algunos (aunque no todos, por fortuna) dejan allí los restos de la misma, sin tener ninguna consideración hacia los que más tarde vendrán a bañarse o a visitarla, ni hacia la propia naturaleza.

    Esperemos que, tras este trágico suceso, se tomen unas verdaderas medidas oportunas que impidan que, sucesos como este, así como  también la paulatina degradación de nuestra ribera por parte de todas las personas que sin control por allí se acercan, se vuelvan a repetir. Pero también esperamos que estas medidas no consistan simplemente en la fácil solución de impedir su acceso a todo el mundo. Habrá que intentar aportar soluciones que permitan un acceso y uso racional y controlado de la ribera, de forma que se pueda seguir disfrutando de su belleza y encanto, pero que impidan que se deteriore, se llene de basura, se hagan fuegos en verano, se degrade su naturaleza  y, en definitiva, que se haga un mal uso de la misma. Todo esto es responsabilidad de las autoridades competentes y, no lo olvidemos, de todos aquellos que la disfrutamos de una u otra manera.